jueves, 22 de octubre de 2009

Cazadores de Brujas, bandas de Mordheim

La orden de los Templarios de Sigmar, universalmente conocida como los Cazadores de Brujas, es una organización dedicada a la erradicación de herejes, ya sean
brujos, hechiceros, brujas, adivinos, nigromantes, adoradores de los Dioses Oscuros, mutantes, blasfemos, pecadores, murmuradores de obscenidades, profanadores, servidores de demonios, o compositores de músicas corruptas. De hecho, pocos escapan por completo a las sospechas de los Cazadores de Brujas, con la posible excepción de otros Cazadores de Brujas.

Es recomendable recordaros que la practica de la magia en cualquiera de sus formas es considerada un crimen horrible en el Imperio. El castigo prescrito para esta herejía en particular es la purificación mediante el fuego. Muchas de las víctimas de los Cazadores de Brujas escapan a este destino muriendo bajo tortura antes de realizar una confesión completa. En estos tiempos confusos, los Cazadores de Brujas están muy ocupados, ya que cada vez más y más hombres se convierten a las oscuras artes. Los más peligrosos de todos estos herejes son los seguidores de los Dioses del Caos.

Estos depravados individuos practican la adoración a los demonios, y (eso se dice) llegan incluso a ofrecer sacrificios humanos en el nombre de sus viles amos. De todos los enemigos de Sigmar, ¡estos son los más aborrecibles!

La destrucción de Mordheim le ha dado a la vida de los Cazadores de Brujas un nuevo e irresistible sentido. A la luz de los acontecimientos que han tenido lugar, el Gran Teogonista ha proclamado el castigo de Sigmar contra la Ciudad de los Condenados. Los Cazadores de Brujas se sienten encantados de que su cruzada contra la corrupción
generalizada haya sido vindicada. Ahora ya están preparados para completar el santo propósito de Sigmar destruyendo a sus enemigos dentro de las ruinas de la propia ciudad. El Gran Teogonista ha ordenado a los Cazadores de Brujas que vayan a aquel lugar y recuperen la piedra bruja para mayor gloria del Templo de Sigmar.

Su cruzada los enfrentará en ese sitio con un enemigo de antaño, las autodenominadas Hermanas de Sigmar, esas despreciables herejes adoradoras de demonios, y su mera existencia es una vil afrenta a la majestad de Sigmar.

Los Cazadores de Brujas son agitadores carismáticos que pueden convencer en poco tiempo a una multitud y utilizarla para sus propios fines. Son temidos universalmente, ya que todo el mundo tiene algo o a alguien a quien ocultar, y hay incontables individuos que voluntaria y entusiásticamente cazarían y quemarían a los suyos si se lo ordenase un Cazador de Brujas. Las bandas de Cazadores de Brujas a menudo están acompañados por ciudadanos fanáticos, Flagelantes, e incluso santos Sacerdotes de Sigmar, además de por enormes y feroces mastines de guerra que los Cazadores de Brujas emplean para buscar y atrapar a los fugitivos.

Como personas que están acostumbradas a luchar y combatir, los Cazadores de Brujas son individuos bien armados y endurecidos. Prefieren las capas con capucha y prendas de cabeza que oculten su apariencia a los demasiado curiosos. Algunos llevan cadenas alrededor del cuello para recordar a los camaradas caidos y las viejas rivalidades, y también (o eso dicen) porque el hierro sirve como protección contra la brujería.

Los seguidores de los Cazadores de Brujas, la ralea que los acompaña a Mordheim, son una visión mucho más desagradable de hecho: hombres enloquecidos que se han automutilado y que han entregado o perdido todos sus bienes terrenales y, probablemente, también el uso de la razón.

Elección de Guerreros

Una banda de Cazadores de Brujas debe incluir un mínimo de tres miniaturas. Dispones de 500 coronas de oro que puedes utilizar para reclutar tu banda inicial. El número máximo de guerreros permitidos en la banda nunca podrá superar los 12.

  • Capitán de Cazadores de Brujas: Cada banda de Cazadores de Brujas debe estar dirigida por un Capitán de Cazadores de Brujas.
  • Sacerdote Guerrero: tu banda puede incluir un único Sacerdote Guerrero.
  • Cazadores de Brujas: tu banda puede incluir hasta tres Cazadores
    de Brujas.
  • Zelotes: tu banda puede incluir cualquier número de Zelotes.
  • Flagelantes: tu banda puede incluir hasta cinco Flagelantes.
  • Mastines de Guerra: tu banda puede incluir hasta cinco Perros de
    Guerra.

Experiencia Inicial

  • Un Capitán de Cazadores de Brujas empieza con 20 puntos
    de experiencia.
  • Los Cazadores de Brujas empiezan con 8 puntos de
    experiencia.
  • Un Sacerdote Guerrero empieza con 12 puntos de experiencia.
  • Los Secuaces empiezan con 0 puntos de experiencia.

image

image

image

Héroes

1 Capitán Cazador de Brujas

image Reclutamiento: 60 coronas de oro

Impulsados por el fanatismo, los Capitanes Cazadores de Brujas están obsesionados por purificar Mordheim y llevar la justicia de Sigmar a todos. Llevan encima el edicto del Gran Teogonista en persona, y dicen tener el derecho divino de juzgar y ejecutar a hechiceros, brujas, adoradores del Caos…, de hecho, a todos aquellos que se les opongan.

image

Armas/Armadura: un Capitán Cazador de Brujas puede equiparse con armas y armaduras elegidas de entre la lista de Equipo para Cazadores de Brujas.

REGLAS ESPECIALES
Jefe: cualquier guererro a 15 centímetros del Capitán Cazador de Brujas puede utilizar su atributo de Liderazgo.

0–3 Cazadores de Brujas

Reclutamiento: 25 coronas de oro

Los Cazadores de Brujas son miembros de la austera Orden de los Templarios de Sigmar, dedicados a erradicar al Caos y a todos sus sirvientes. Habitualmente recorren el Viejo Mundo solos, intentando ejecutar a los enemigos de Sigmar, pero la situación en Mordheim
requiere que se agrupen en bandas.

image

Armas/Armadura: los Cazadores de Brujas pueden equiparse con armas y armaduras elegidas de entre la lista de Equipo para Cazadores de Brujas.

REGLA ESPECIAL
¡Quemadlos!: los Cazadores de Brujas odian a todas las miniaturas que puedan lanzar hechizos. Cuando deba efectuar un chequeo de liderazgo. ¡Quemadlos!: un Capitán Cazador de Brujas odia a todas las miniaturas que puedan lanzar hechizos.

cazadores de brujas

0–1 Sacerdote Guerrero

image Reclutamiento: 40 coronas de oro

Muchos de los guerreros más poderosos proceden de las filas de los fieles. Los Sacerdotes de Sigmar no son una excepción, y la organización militar del culto es temida y respetada a lo largo y ancho de todo el Imperio. El Gran Teogonista en persona les ha concedido a los
Sacerdotes Guerrero un edicto en el que les ordena purificar Mordheim de la escoria del Caos. Con la fe ardiendo en sus ojos, los Sacerdotes Guerreros marchan al combate cantando en voz alta el Deus Sigmar, la alabanza al dios patrón del Imperio.

image

Armas/Armadura: un Sacerdote Guerrero puede equiparse con armas y armaduras elegidas de entre la lista de Equipo para Cazadores de Brujas.

REGLAS ESPECIALES
Plegarias: un Sacerdote Guerrero es un servidor de Sigmar, y puede utilizar las Plegarias de Sigmar, tal y como se describe en la sección de Magia.

Secuaces (Adquiridos en grupos de 1-5)

0–5 Flagelantes

Reclutamiento: 40 coronas de oro

flagelantes Los Flagelantes son unos locos fanáticos obsesionados con el fin del mundo. A menudo son hombres que han perdido sus familias por la guerra o por desastres de la naturaleza, y que también han perdido la razón. Con una insistencia producto de la locura, recorren el Imperio a todo lo largo y ancho predicando su visión del fin del mundo. Con sus arengas agitadoras, los Cazadores de Brujas reúnen a estos peligrosos lunáticos para que luchen en las calles de Mordheim, donde ningún hombre en sus cabales se atreve a entrar.

Los Flagelantes son oponentes extremadamente peligrosos en combate cuerpo a cuerpo, ya que tienen la fuerza de los locos, y sus cuerpos se han vuelto inmunes al dolor debido a sus automutilaciones.

 

M HA HP F R H I A L
10 3 3 4 4 1 3 1 10

Armas/Armadura: los Flagelantes pueden equiparse con armas y armaduras elegidas de entre la lista de Equipo para Flagelantes. Los Flagelantes nunca utilizan armas de proyectiles, ni siquiera si logran un Desarrollo que les permitiera hacerlo.

REGLAS ESPECIALES
Fanáticos: los Flagelantes están convencidos de que se acerca el final del mundo, por lo que nada de este mundo les causa terror. Los Flagelantes superan automáticamente cualquier chequeo basado en el atributo de Liderazgo que deban efectuar. Un Flagelante nunca puede convertirse en el jefe de la banda.

Zelotes

Reclutamiento: 20 coronas de oro

Cuando un hombre pierde a su familia, su hogar y todo lo que le es querido, a menudo se refugia en la religión. Estos hombres se convierten en peregrinos errantes, fanáticos amargados y peligrosos que están dispuestos a vengar su pérdida a cualquier coste. Estos hombres son llamados Zelotes.

Los Zelotes han renegado de su vida anterior y sólo viven para destruir el mal y a los servidores del Caos. Aunque en su vida anterior pudieron ser campesinos o artesanos, y por tanto no son tan peligrosos en combate como los experimentados mercenarios, su determinación y fanatismo no deben ser subestimados. Los Cazadores de Brujas encuentran aliados más que dispuestos entre sus filas, y muchas bandas de Zelotes están bajo el mando de Cazadores de Brujas.

M HA HP F R H I A L
10 2 2 3 3 1 3 1 7

Armas/Armadura: los Zelotes pueden equiparse con armas y armaduras elegidas de entre la lista de Equipo para Zelotes.

zelotes, mordheim

0–5 Mastines de Guerra

mastin, mordheimCoste: 15 coronas de oro

Los Cazadores de Brujas a menudo poseen jaurías de feroces mastines de guerra. Con sus enormes mandíbulas y poderosos mordiscos, son perfectos para cazar (y despedazar) a cualquier hereje, mutante, o brujo.

M HA HP F R H I A L
15 4 0 4 3 1 4 1 5

Armas/Armadura: ¡mandíbulas y brutalidad! Los Mastines de Guerra nunca utilizan o necesitan armas o armaduras.

REGLAS ESPECIALES
Animales: los Mastines de Guerra son animales, y por tanto no ganan experiencia.

Las bandas de Mordheim

Extracto del manual de Mordheim:

¿Qué clase de hombres acuden a Mordheim? ¡Qué clase de hombre es el que no lo haría! Hasta los baqueteados campamentos que hay alrededor de Mordheim llegan hombres procedentes de todos los estados del Imperio, desde Middenheim y la ciudad de Ulric hasta Marienburgo al lado del Gran Oceáno Occidental, desde Sylvania y Wissenland pasando por cada estado que existe entre ellos.

mordheim Algunos vienen por razones propias, pero la mayoría llegan con un sólo propósito: hacerse ricos. La mayor proporción de estos aventureros mercenarios son contratados por los pretendientes al trono Imperial, los Condes de Middenheim, Marienburgo y Reikland, tres patrones que son con mucho los más ricos y ambiciosos contendientes en la carrera por alcanzar el poder. De hecho, estos tres son rivales tan feroces que es muy raro encontrar aventureros de diferentes lugares ni siquiera acampados en el mismo lugar, y prácticamente no se sabe de ningún caso de mercenarios de distintas tierras que luchen juntos en la misma banda.

De los otros pretendientes al trono, el Conde de Sylvania, el Conde von Carstein, es el más poderoso, pero es tal su reputación que pocos se sienten tentados por su oro. Se dice que practica ocultas herejías de la clase más abominable, que se bebe la sangre de las personas y que alza a los muertos de sus tumbas mediante la maligna nigromancia. Sus lacayos son extraños y escurridizos, y aunque acechan entre las sombras y se esconden de la limpia luz del día, también se les puede encontrar en Mordheim. Pocos sospechan la verdadera naturaleza del Conde, excepto quizás los Cazadores de Brujas, que no confían en nadie, pero de momento, al menos, sólo es otro pretendiente al trono de Sigmar.

¿Quién sabe las ambiciones que alberga el corazón del Gran Teogonista de Sigmar? Tras denegarle la corona a la Dama Magritta de Marienburgo, se ha embarcado en una lucha contra los gremios de mercaderes y en especial contra la sociedad secreta de los Comerciantes Libres de Marienburgo, cuyos miembros ocupan posiciones de autoridad a lo largo y ancho de todo el Imperio. Al mismo tiempo que ha proclamado una santa cruzada contra los mutantes y los brujos, el Gran Teogonista ha enviado a la Orden de los Templarios, más conocidos como los Cazadores de Brujas, para que registren Mordheim en busca de piedra bruja. Sus sermones predican sobre la redención, la venganza de Sigmar y el amor al templo, pero muchos sospechan que busca más el poder terrenal que el espiritual.

¿Y qué ocurre con las retorcidas ambiciones de los Comerciantes Libres y de todos aquellos que, como a ellos, el viejo orden no es más que una argolla y unas cadenas que impiden que se cumplan sus deseos? Muchos se han convertido a los cultos secretos a los dioses siniestros, que llevan a cabo las más terribles de las herejías y practican las artes de la brujería que la misma naturaleza abomina por ser la propia materia del Caos. Las ambiciones de estos adoradores del Caos les han llevado en secreto a Mordheim, donde adquieren la piedra bruja. Allí han encontrado un jefe, un Emperador Oscuro, aunque nadie puede decir si es un hombre o un demonio.

Es conocido como el Señor Oscuro, el Amo de los Poseídos, y se dice que habita en el interior del pozo de Mordheim, en las profundidades del cráter donde los fuegos de la furia de Sigmar todavía arden y un venenoso vapor se filtra desde profundas fisuras. Procedentes de este reino dentro del reino llegan criaturas demoníacas de apariencia retorcida y maligna, seres de aspecto odioso y gran fuerza física, que han venido a infestar las ruinas de la Ciudad de los Condenados.

Dentro de la ciudad no quedó nada, ya que fue completamente devastada, quemada
y en ruinas. Donde cayó el golpe del martillo de Sigmar ahora se extendía un pozo, los bordes del cual estaban demasiado calientes para tocarlos, y allá donde la propia roca se había fundido en el horno de la furia de Sigmar, sus pendientes eran tan transparentes y suaves como el cristal. Cuando la capa de gases desapareció, lo que tardó muchas semanas de tan espesos y venenosos eran los vapores que del pozo surgían, los curiosos pudieron ver aquí y allá, como insectos atrapados en ámbar, los rostros de los muertos mirándoles con terror desde sus tumbas vítreas, en las mismas situaciones que estaban en aquella funesta noche de depravación y festejos.

¿Qué ocurre con las Hermanas de Sigmar, las antiguas enemigas de la Orden de los Templarios (cuyo fanático credo niega la divinidad de las mujeres en los templos de Sigmar)? Inflexibles en sus puntos de vista y sordos a cualquier razonamiento, los Cazadores de Brujas las maldicen abiertamente por ser unas herejes y una afrenta a Sigmar. Pero la propia Hermandad posee cierto poder, ya que sus novicias son las hijas de
las casas más nobles a lo largo y ancho de todo el Imperio. Sus claustros han proporcionado un refugio a muchas que de otro modo podrían haber sido problemáticas
o embarazosas para sus familias. Estas dos agencias del culto de Sigmar lucharán codo con codo en Mordheim, pero también son sus propios enemigos más letales, ya que su rivalidad es de una naturaleza implacable y sagrada, a la que ninguna palabra de perdón puede dar fin.

Las Hermanas de Sigmar ocupan una posición única en Mordheim, ya que su convento, el Templo de la Roca de Sigmar, se halla sobre una alta y rocosa isla en medio del río Stir, que cruza Mordheim y divide la ciudad en dos. Aunque la destrucción de Mordheim dejó pocos edificios en pie, indudablemente es un milagro que el Templo de la Roca de Sigmar y sus habitantes sobrevivieran sin daño alguno. De hecho, mientras los demás caían en la depravación y en la degeneración, la Hermandad mantuvo su santa vigilia y elevó una plegaria ininterrumpida a Sigmar, y gracias a ello escaparon a su castigo. O eso dicen, ya que desde luego no quedaron testigos para discutirles lo que decían. Los Cazadores de Brujas desprecian estas afirmaciones piadosas y a su vez mantienen que fue un pacto con los demonios lo que le permitió a la Hermandad traicionar a Mordheim y sin embargo escapar a la propia destrución.

Incluso hoy día, las Hermanas parecen estar benditas, o favorecidas por algún tipo de poder diabólico, ya que la gran altura de su refugio les permite estar alejadas de los venenosos gases y proclaman que son capaces de resistir los contagios sin sufrir daño alguno.

Y qué ocurre con los otros habitantes, los monstruos y los deformes, los mutantes y los demonios ¿En qué agujeros viven y a qué vienen? Todo esto continúa siendo un misterio hasta hoy día, pero a su debido tiempo todos los misterios deben quedar esclarecidos. De momento dejaremos a un lado las extrañas criaturas en forma de rata que acechan en las ruinas, como harían muchos de los osados aventureros mercenarios si pudieran, ya que tienen su historia propia, y la mayoría de los hombres niegan su existencia o las colocan entre la otras criaturas monstruosas y deformadas de las que no hay escasez en la Ciudad de los Condenados.

Y de este modo quedan establecidos los actores principales en esta escena de destrucción: los aventureros mercenarios de Reikland, Middenheim y Marienburgo, los lacayos no-muertos del vampírico Conde von Carstein, el Culto al Amo de los Poseídos, los Cazadores de Brujas del Gran Teogonista, las santas Hermanas Sigmaritas, y los más misteriosos de todos, las criaturas de las ruinas.

Las Bandas de Mordheim

miércoles, 21 de octubre de 2009

La alegre danza de la muerte

Escuchad mi canción: ¡ah, como suena mi
flauta! Escuchad mi llamada, mortales, y
no pensáis en lo que os espera en las sombras
hacia las que os atrae mi canto de sirena.
Venid, hombres, venid, ratas, venid, criaturas
de la oscuridad. No oigáis los gritos de
aquellos que han marchado por delante de
vosotros, no miráis al borde del abismo hacia
donde os llevan los pasos de este baile.
Danzad al son de mi flauta, incluso si vuestros
pies están en carne viva y sangrando.
Sonreíd conmigo, incluso si es la sonrisa de
las calaveras y vuestra piel se despelleja.
Reíd conmigo, aunque os atragantáis de bilis.
Por que todos sois mis marionetas, y os
guiaré en una alegre danza.

La alegre danza de la muerte.

image

Mordheim

En el segundo año del segundo milenio, quinientos años antes de la ascensión al trono del
benévolo Emperador Karl Franz, tuvo lugar una época como ninguna otra. Al igual que ocurrió justo antes del nacimiento del divino Sigmar, unas alas de fuego en el cielo anunciaron el advenimiento de grandes hechos: la llegada de la Plaga, el estallido de la guerra, el comienzo de la Pestilencia y el Hambre.

Aunque su impío nombre ha sido borrado de los registros de la Gran Biblioteca de Altdorf y sus ruinas arrasadas por Magnus el Salvador del Imperio, os contaré la historia de la ciudad maldita, destruida por la ira de los dioses.

Os contaré la historia de Mordheim.

image